Atrévete a probar estas deliciosas natillas de kiwi para el desayuno o la merienda. Un postre espectacular en el que mezclamos la leche y las maravillosas cualidades del kiwi.
INGREDIENTES
- 2 kiwis
- 1 cucharada
- 25 gramos de almidón de maíz o Maizena
- 20 gramos de azúcar
- 1 rama de canela o la piel de un limón
- 250 ml de leche o bebida vegetal al gusto
- Cereales (opcional)
- 1 cucharada de canela en polvo
PREPARACION
Las natillas son un postre muy fácil de preparar. No se necesita horno, ni complicadas elaboraciones, su textura es perfecta y lo mejor de todo es que podemos adaptar la receta a nuestras necesidades.
En este caso podemos ponerle leche convencional o desnatada para aligerarlas un poco.
Lo primero que haremos será preparar el fondo de las natillas, es decir, la base de kiwi.
Pelamos el kiwi y lo cortamos en trocitos del mismo tamaño. Potenciaremos el sabor con un poco de azúcar.
Cuando tengamos el kiwi preparado lo pondremos en el fondo de los vasitos en los que pondremos las natillas.
Si nos gusta cualquier otra fruta podemos ponérsela, un poco de plátano o de fresas le puede venir de maravilla.
Continuamos con las natillas, calentamos la leche. Quedará bien con casi cualquier tipo de bebida, desde una bebida de arroz, avena o soja que le aporte el sabor necesario a esta combinación mágica de sabores.
Guardamos medio vasito de leche fría para poder disolver la maicena, el resto lo calentamos en el cazo, la aromatizaremos con un poco de canela en rama o una cáscara de limón. La parte del limón que nos interesa es la piel, sin la parte blanca que le daría un sabor amargo.
Añadimos el azúcar. Este ingrediente lo podemos sustituir por un poco de miel, estevia o sirope de agave las posibilidades son enormes. Un edulcorante natural puede ser un buen aliado de esta receta.
Mientras se calienta y aromatiza la leche del cazo, disolvemos la maicena con la leche fría. De esta manera evitaremos los grumos y nos quedarán unas natillas finas y delicadas.
Cuando la leche empiece a hervir, retiramos del fuego y añadimos el medio vasito de la maicena diluida con la leche.
Removemos hasta que se haya integrado bien, retiramos la cáscara de limón y la canela. Volvemos a poner en el fuego.
El secreto de unas natillas perfectas es no dejar de remover. La mezcla irá cogiendo consistencia a medida que se vaya calentando.
En el momento en que empiece a hervir, tendremos las natillas listas para servir en los vasitos que están listos con el kiwi.
Si deseamos hacer unas natillas más completas e igual de deliciosas podemos añadirle al kiwi que tenemos listo unos cereales y lo colocaremos por capas.
Encima podemos darle el toque de color con un poquito de canela que nos ayudará a completar las natillas.
Este es el postre más sencillo de preparar que existe y queda espectacular con el mínimo esfuerzo.
Las podemos hacer más o menos ligeras en función de la fruta que usemos o de los ingredientes con los que completemos el postre.
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