Se incorpora poco a poco la harina que habremos tamizado junto con el cacao y la pizca de sal batiendo a la velocidad mínima de nuestra batidora o realizando movimientos envolventes.

Se vierte la masa en una bandeja apta para el horno forrada con papel sulfurizado.

Se hornea a 180° con calor arriba y abajo unos 8-10 minutos. Controlaremos que no quede demasiado dorado para evitar que se rompa.

Se retira y cuando podamos trabajarlo soportando el calor, extenderemos la plancha de bizcocho y la separaremos del papel.

Se retira el bizcocho, lo enrollamos con el mismo papel y dejamos enfriar.

Empezamos montando la nata junto con el azúcar glass. Reservamos en la nevera hasta el momento de utilizar.

Debe estar muy fría y tiene que tener un 35% o más de materia grasa.

Se distribuye sobre ella la nata que tenemos reservada. Volvemos a enrollarlo y lo reservamos en la nevera 1 o 2 horas.

Una vez bien fundido, retiramos y añadimos el resto de chocolate. Removemos bien hasta que todo el chocolate este completamente fundido.

Extendemos el chocolate sobre una hoja de papel vegetal y alisamos con ayuda de una espátula.

Enrollamos la hoja de papel cuidando de que quede el chocolate en el interior y dejamos en el congelador hasta el momento de utilizar.

Una vez el brazo esté completamente frío, procedemos a decorarlo.

Cortamos las puntas de los extremos y lo depositamos en la bandeja de servir.

Pegamos a él los trozos de chocolate, simulando la corteza de un tronco. Solo tenemos que sacar el rollo de chocolate del congelador, cortarlo con ayuda de nuestras manos e ir pegando las tejas por todo el enrollado ayudándonos con chocolate derretido a temperatura ambiente.