Esta tarta de cerebro es tenebrosa pero fácil y deliciosa.
Para hacerla, necesitarás un bizcochuelo de base que moldearás hasta proporcionar la forma de cerebro y unos rollitos de mazapán teñidos con colorante vegetal que, combinados con la gelatina, proporcionarán el efecto y la textura perfecta de cerebro.
INGREDIENTES
- Para el bizcochuelo:
- Para decorar:
PREPARACION
Para empezar con la receta de tarta cerebro, primero prepararemos el bizcochuelo que usaremos de base para nuestro cerebro.
Asimismo, se baten los huevos a temperatura ambiente hasta que estén espumosos. Cuando lo estén, se añade el azúcar en forma de lluvia mientras seguimos batiendo hasta que estén al punto letra. Esto te llevará unos 7 minutos. Resérvalos.
Disuelve el cacao amargo con el agua hirviendo en otro recipiente y, luego, añade el aceite, el agua fría y la esencia de vainilla.
Bate la mezcla de cacao con el batido de huevo y azúcar que habías hecho previamente hasta que estén bien integrados. Resérvalo.
En otro recipiente, tamiza la harina con el polvo de hornear, el bicarbonato y la pizca de sal.
Agrega estos ingredientes secos en unas 2 o 3 tandas, integrándolos suavemente y con movimientos envolventes con ayuda de un batidor de mano, cuidando no sobrebatir. Corrobora que no quede harina suspendida en el fondo.
Cuando tengas lista la preparación de tu bizcochuelo, vuélcala en un molde previamente enmantecado y con la base cubierta con papel manteca. En este caso, es un molde desmontable de 24 centímetros de diámetro. Cocina el bizcochuelo en el horno precalentado a 180 ºC durante 40 minutos o hasta que, al pincharlo, no salgan restos de la preparación.
Cuando el bizcochuelo esté frío, desmóldalo y recórtalo con ayuda de un cuchillo para proporcionar la forma de cerebro.
Por otro lado, tiñe el mazapán con un poco de colorante rosa y rojo, sin integrarlo del todo para que tenga cierto efecto marmolado. Esto hará más real tu cerebro. A continuación, estira en rollitos.
Unta tu cerebro con dulce de leche para añadir los rollitos de mazapán, imitando la textura de este órgano.
Por último, disuelve la gelatina con un poco de agua caliente y vuélcala sobre el cerebro, asegurándote de cubrir los huecos. Puedes enfriarla unos minutos para que no esté tan líquida y sea más fácil distribuirla. Deja un poco de gelatina volcada en la base del cerebro para que aporte la sensación de sangre.
¡Ya podemos dar por terminada la preparación de esta tarta de cerebro!
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